Los filtros ficticios de Instagram


Hace un año atrás, me dí cuenta de que Instagram consumía en exceso mi tiempo y mi vida personal. En cualquier momento que tenía un minuto de tiempo libre, ya fuera de camino al trabajo o estando en cualquier lugar, siempre me daba por mirar qué novedades había por la plataforma. Y la mayoría de veces me aparecía más o menos lo mismo: personas que muestran su vida de la mejor forma o filtro posible. Sin problemas. Felices. Perfectos.


No pensaba que todas esas imágenes tan perfectas fueran reales. No lo son. El llamado “postureo” no es más que esa sensación de gustar y de mostrar al mundo que toda nuestra vida es perfecta. Pero, lamento decirte que eso no es cierto. La vida no es perfecta aunque nos hagan creer que sí.


La vida tiene sus subidas y bajadas. Sus momentos de calma, momentos algo más díficiles y otros en los que desearías que no terminaran nunca. Mostrar únicamente la perfección no genera más que ansiedad. Es una droga. Cuantos más likes recibes, más te engancha y más quieres.


Este hecho para muchas personas incluso deriva en enfermedades. Muchas de ellas desearían estar en esa ventana, vivir ese filtro. Pero lamentablemente consumimos el tiempo de acción solo en pensamiento al deslizar arriba y abajo y ver la ventana de los demás.


Perdemos el tiempo enganchados en esa “realidad perfecta”, atentos a cada notificación que se recibe. Eso no es vivir. Eso no es perfección. ¿Dónde queda pasear y disfrutar del paisaje sin tener que subir nada a las redes sociales? ¿Dónde han quedado las cenas con los amigos dónde se comía o cenaba tranquilamente sin tener que hacer posar al postre?


Un año después puedo decir que me siento en calma y no tengo la necesidad de mirar constantemente qué está ocurriendo en la vida de los demás. Nos estamos perdiendo cosas maravillosas y los filtros no nos dejan ver el mundo tal como es. Por suerte, se notan cambios.


Tú también puedes ver la vida con ese filtro. Aprovecha el tiempo libre y disfrútalo.



/gemlog/